sábado, 8 de febrero de 2014

¿No han leído en el Libro de Dios?

El primer paso para un Estudio Bíblico poderoso y transformador es una lectura fiel y reverente de la Palabra de Dios.

Para muchos pudiera no sonar muy emocionante. Podríamos menospreciarla con facilidad y a menudo lo hacemos. Sin embargo, la lectura fiel del Libro Santo es uno de los aspectos más sagrados de la vida del verdadero discípulo de Jesucristo.


1. La lectura del Libro de Dios es un mandato, una necesidad y un privilegio

Durante toda la historia del pueblo de Dios, leer Su Libro ha sido algo extremadamente sagrado:
  • Se manda a los reyes de Israel: "y lo tendrá consigo, y leerá en él todos los días de su vida, para que aprenda a temer a Jehová su Dios" (Dt 17:19)
  • Al gran líder Josué, se le ordena:  "Nunca se apartará de tu boca este libro de la ley, sino que de día y de noche meditarás en él" (Jos 1:8)
  • En tiempos de arrepentimiento y avivamiento, después de la cautividad, leemos: "Y leían en el libro de la ley de Dios claramente, y ponían el sentido, de modo que entendiesen la lectura." (Neh 8:8). Y posteriormente encontramos: "Y puestos de pie en su lugar, leyeron el libro de la ley de Jehová su Dios la cuarta parte del día, y la cuarta parte confesaron sus pecados y adoraron a Jehová su Dios." (Neh 9:3)
Pero la afirmación más profunda viene de los labios de nuestro Maestro: "¿no habéis leído en el libro de Moisés cómo le habló Dios en la zarza, diciendo: Yo soy el Dios de Abraham, el Dios de Isaac y el Dios de Jacob? (Mr 12:26)

Claro que lo habían leído. Pero no lo habían leído con fe, como la Verdadera Palabra de Dios (1 Tes 2:13). Por eso Cristo había preguntado: "¿No erráis por esto, porque ignoráis las Escrituras, y el poder de Dios? (Mr 12:24)

2. El primer paso de un Estudio Bíblico transformador es una lectura fiel y reverente del Sagrado Libro

Debemos establecer en nuestra vida el hábito de una lectura reverente de la Palabra de Dios. Un cristiano que no lee su Biblia es una contradicción. Somo discípulos verdaderos por la Palabra de Cristo. Sin esto, todo lo demás es emocionalismo, religiosidad y manipulación psicológica.

Por supuesto muchos leen las Escrituras sin provecho. Son como los saduceos que reprendió Cristo. Pero nunca hemos conocido un creyente con verdadero vigor espiritual, que no fuera un constante y reverente lector de las Sagradas Escrituras.

¿Cómo podemos estimularnos a ser fieles en nuestra lectura bíblica? Existen diversos planes de lectura bíblicos. Uno de los más recomendados es el de Robert Murray M‘Cheyne, o el de Carson.

No importa el sistema que elijamos para leer el Libro Sagrado. Nuestra lectura debe ser sistemática, constante y reverente.

¿Deseas estudiar profundamente la Palabra de Dios? ¡Comienza por leerla fielmente con reverencia!

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